domingo, 10 de noviembre de 2013

Happy Birthday to me

Domingo por la mañana. Música animada para empezar bien el día (canción que, por cierto, siempre me recuerda a mi profesor de Economía en Bachillerato, ya que un día se puso a cantarla en clase y desde entonces que nunca se me olvidará... hehe) y un buen desayuno. En un ratito Irene (también conocida como "la de Madrid") vendrá a recogerme para irnos de compras al Trafford Centre. ¿Suena a domingo entretenido, eh?

Antes, sin embargo, lo prometido es deuda. Debo seguir con mi publicación de ayer y explicar qué tal mi cumple. Podría resumir mucho. Resumir nombrando un sinfín de adjetivos tales como "fantástico", "increíble" o "inolvidable", pero me limitaré a decir que no se me hubiera ocurrido una mejor manera de empezar mis 20. Ojalá todo el año siga yendo tan bien como empezó, porque de verdad que me emocionó muchísimo todo lo que me montaron estos petardos.

El miércoles no tenía clase, a pesar de que la mayoría de mis compañeros de Erasmus sí, y como no quería quedarme encerrada en casa el día de mi cumpleaños, Marian me regaló una escapada a Chester, un pequeño pueblecito en la frontera con Gales con mucho encanto. Hacía frío y llovió un poco, pero es justo así como más me gusta a mí que sea el tiempo, así que, a pesar de ser un día gris, para mí siguió siendo un bonito día feo. Lo que más vale la pena de ver de Chester es el centro, ya que tiene unos edificios con una arquitectura muy característica que, junto con las lucecitas de Navidad ya colgadas (aunque no encendidas :(...) le dan al lugar una belleza británica muy singular. Lo que más me gustó, a parte de los miles de cisnes y patitos que había en el río que cruzaba tanto Chester como su verde y amplio parque, fueron los numerosos salones de té que habían en todas las calles. De verdad, qué maravilla. (Recordad que si clickáis sobre las imágenes las podréis ver más grandes:)




 

¡Había un montón de ardillas!



Hehe



¡Encontramos hasta una cafetería ambientada en el Central Perk de la serie "Friends"!

Obviamente, sobra decir que entramos en uno de los salones de té y me tomé un delicioso Earl Grey con leche acompañado de un rico pedacito de Millionare's Shortbread.


Por la noche, después de un par de Skypes con mi familia y Carla que, como os podéis imaginar, me hicieron mucha ilusión, cené con mis compañeras de piso: Blanca, Júlia e Irene (sí, la de Madrid que, técnicamente, no es nuestra compañera de piso, pero como en esta casa ya es como de la familia, ya la contamos siempre como tal). Y qué sorpresa al ver que de postre me esperaba un rico panettone al ritmo de sus risas y sus desafinados dulces "cumpleaaaaaaaaños feeeeeeliiiiiz..." (hehehe).

La cosa es que como el jueves por la mañana todos teníamos clase, propuse celebrar mi cumpleaños el jueves por la noche en vez del miércoles, para que todos pudieran asistir. Sin embargo, de repente todo el mundo (o casi), tenían algo. Alfonso tenía que preparar un programa para Freshers TV (lo cual no era la primera vez que le pasaba, teniendo que llegar un poco más tarde de lo usual a nuestras míticas jueves noche de Erasmus), Marian había quedado para estudiar por la noche con compañeros (a pesar de no tener clase esta semana... wtf!?), Alice, como siempre, sí tenía clase el viernes, como Blanca, así que al final la mitad me dijeron que iba a ser mejor hacerlo el viernes por la noche...

El jueves fue bastante aburrido, como podéis imaginar. Clase, ir a comprar, hacer la comida, deberes... Y pasarme la tarde sola en casa. Blanca estaba haciendo un trabajo con los de su clase de publi, y Júlia llegó de una excursión pero se fue pitando a la biblioteca a no sé qué de unos libros. Todo el mundo estaba desaparecido. 

De repente, sin embargo, Irene llama. Se le ha estropeado el ordenador y Alfonso, en un intento de arreglarlo, lo ha dejado peor. Le digo que se venga a casa, se me pone a llorar: tiene que entregar un trabajo al día siguiente, el ordenador ni se enciende y se ha peleado con Alfie. Le ofrezco todo el té y chocolate que tengo... Y me dice que por favor la acompañea casa de Arlémi, que como estudia informática quizás pueda volverle a arreglar el ordenador. Ahora que lo pongo todo en escrito lo veo más que claro, pero supongo que como soy un poco empanada y bastante ingenua (sobre todo si se me presenta la madrileña hecha una madalena), pasé por alto todas las señales.

Llegamos al piso de Arlémi. Entro, me coje el abrigo y me dice que vayamos tirando al comedor. Abro la puerta y, entre la oscuridad, vislumbro un montón de cabecitas sonrientes de oreja a oreja que, de repente, se ponen a gritar "SURRRRRRPRIIIISEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!".

Lo disimulé bien, pero entre abrazo y abrazo debo reconocer que tuve que hacer un gran esfuerzo para aguantarme las lágrimas de la emoción. Lo tenían todo planeado desde el principo e Irene, sin duda, es una actriz demasiado buena... O yo demasiado tonta, que también puede ser, porque hay que ver...

Fue una noche muy "española" a su estilo también. Me prepararon sangría (¡de la verdad, rica, rica!) y, después de la rica tarta de chocolate hecha por mis chicas, los compañeros de piso de Marian me regalaron una botella de cava de Barcelona (¡podéis imaginaros la ilusión que me hizo!). 



Para continuar con la emotividad, Arlémi me regaló mi canción favorita, Belice, de los Love of Lesbian, tocada y cantada por él con su guitarra. Lo hizo genial, tanto que ni parecía que la estuviera cantando un francés, porque, aunque no habla castellano, cantó sin apenas acento. Obviamente eso ya fue demasiado para mí y de repente me convertí en las Cataratas del Niágara de tanta lágrima. Antes de eso, sin embargo, ya me habían tocado la fibra sensible con otros regalos del que, sin duda, mi preferido fue una libreta de cocina en la que todos escribieron una receta típica de su país o, sin más no, de quiénes eran ellos. Como podéis imaginar va a ser un libro de recetas muy internacional, entre recetas alemanas, checas, irlandesas, españolas y toda la pesca. ¡Hasta tenía una receta típica de esta casa! "Arroz de sobras":

1. Abrir la nevera.
2. Ver qué sobras tienes por ahí sueltas.
3. Cortarlo todo a trocitos pequeños y ponerlo en un bol.
4. Hervir arroz.
5. Escurrir el arroz, mezclarlo con el resto de ingredientes del bol y... voilà! Best students recipe ever!
Una de las recetas, escrita por Larissa

Como de costumbre, acabamos la fiesta en el Adelphi, donde las felicitaciones siguieron vía sms publicado en las pantallas del garito y con una dedicada canción de los Red Hot Chili Peppers que llegó tarde, pero llegó :).



Será por este tiempo melancólico, porque Noviembre siempre ha sido mi mes favorito y eso le da un extra de felicidad a estos días, porque estoy compartiendo una experiencia única con gente maravillosa, será porque estos días estoy sensiblona o será por lo que tenga que ser, pero cada mañana me levanto con una especial ilusión de saber que algo inolvidable pasará durante el día. ¡Ojalá esto no se acabara nunca...!

sábado, 9 de noviembre de 2013

Edinbrah (y alguna que otra aventurilla más)

No es que sea vaga. Pero publicar cada semana algo en el blog es más difícil de lo que parece. Cada vez que hago algo emocionante pienso, ¡eso lo tengo que poner en el blog! Y la próxima vez que vuelvo a pensar sobre ello ya han pasado dos semanas sin darme cuenta. Pero ahora que tengo un ratito relajado, a ritmo de Noora Noor, siento que ya va siendo hora.

Y es que no paramos.

La semana pasada, por ejemplo, fue Halloween. Toda una experencia. Compramos telas de araña falsas para decorar la casa, hicimos calabazas de papel (¡y calabazas reales también, como en las pelis!) y repartimos un montón de chuches. Nos disfrazamos todos (nosotras nos pintamos la cara a lo "calavera mejicana" o catrina, lo cual fue una faena pero causó furor) y cenamos juntos. Mientras la gente iba llegando, lo que más ilusión me hizo fueron los niños picando a la puerta pidiendo caramelos. Sé que es una tradición y, aunque vivimos en una casa y no en residencia, no había pensado siquiera que fuera a pasar! Mi favorita fue una niña pequeñísima con gafitas que del susto que le dieron nuestras caras calavera fue incapaz de decir el típico "trick or treat?". Una monada.




Al día siguiente a las 12 nos esperaba el tren. Tres horas de trayecto y... ¡Bienvenidos al norte!

Cuando llegamos no era de noche aún, pero como anochece cada vez más pronto, llegamos a la estación con la sensación de que era casi la hora de irse a dormir. Durante el recorrido de la estación al hostal ya quedamos todos maravillados. Edimburgo es una ciudad que te transporta al pasado sólo con recorrer sus calles, por muy llenas de coches o grandes autobuses que estén. La arquitectura tanto medieval como victoriana (depende de la zona que se visite) del centro, las calles vestidas de antiguas y durareras piedras, las luces al anochecer... Todo ello me hizo sentir que estaba en otro siglo, en otro tiempo muy distino y, a la vez, en uno muy presente y muy real.

Monumento conmemorativo a los soldados escoceses que lucharon en la Primera Guerra Mundial (si no recuerdo mal....)




El castillo al atardecer...




 No todo fue visita histórica, sin embargo. Visitamos la catedral, cuya arquitectura y cristalería me dejaron impresionada, así como el Museo Nacional de Escocia, que era de entrada gratuita, pero también tuvimos tiempo para hacer un poco el tonto en la Camera Obscura de la ciudad. Es una atracción no única y exclusiva de Edimburgo, pues está en muchas otras ciudades, pero que es divertida de visitar. Con el carnet de estudiante, además, teníamos descuento, así que entramos y hicimos el bobo con las ilusiones ópticas que puedes experimentar junto con muchos niños (y algunos otros no tan niños...).

Camera Obscura
¿Camera Obscura? ¿Eso qué eh?
Vistas desde la Camera Obscura

Las vistas nocturnas desde las partes más altas de la ciudad, como el castillo, valen mucho la pena, así como el tempestuoso camino que te lleva a la cima de la "montañita" del Hollyrood park pero por el cual de veras que merece pasar, ya que, a pesar del terrible viento que pueda hacer, desde arriba puedes ver toda la ciudad y un precioso cielo escocés. También cabe mencionar que nos tocó la lotería, ya que el domingo, día que teníamos planeada la visita a Hollyrood, hizo un sol impresionante, y apenas se veían nubes en el cielo. Eso sí, que la luz solar no os engañe... ¡seguía haciendo un frío siberiano allí arriba!

En el Hollyrood Park, camino al Arthur's Seat, desde donde se puede ver toda la ciudad

Arthur's Seat
Las ruinas de la Capilla de St. Anthony's
Edimburgo es una ciudad cara, pero aún y así nos lo montamos bien. Nos alojamos en un albergue llamado "Budget Backpackers" (que, por cierto, recomiendo bastante) del cual ya teníamos buenas referencias, pues uno del grupo ya había estado en Edimburgo un par de veces y por tanto ya se había alojado en él, y en el hostal podíamos cocinar lo que quisiéramos, así como desayunar a buen precio, por lo que al final el viaje siguió saliéndonos bastante barato, teniendo en cuenta que nos ahorramos un montón en los billetes de tren gracias a la Railcard 16-25.

Me gustaría, por cierto, subir más fotos, pero las mejores están en la cámara de Blanca y aún las tiene que pasar al ordenador. Si cuando lo haga me da permiso, subiré algunas de las suyas, ya que está hecha una fotógrafa excelente y tiene imágenes realmente bonitas.

Al final volvimos el domingo por la tarde, por lo que llegamos a Preston de noche, todos reventados pero con una sonrisa de oreja a oreja en nuestros labios. La semana empezaba en pocas horas, y aún quedaban un montón de cosas por vivir...!

Entre ellas, la Bonfire Night. ¿Habéis visto la película V de Vendetta? ¿Recordáis su mítico "Remember, remember, the 5th of November..."? Yo que me pensaba que era todo ficción, resulta que lo de los fuegos aritificales la noche del 5 de Noviembre sí que se hace. No vuelan edificios emblemáticos de Londres, sino al revés, celebran que en 1605 el Palacio de Westminster no fue destruido (los curiosos puede encontrar más información aquí).

Así pues, la noche del 5 de Noviembre fuimos a ver los fuegos artificiales desde el puente del Avenham & Miller Park y desde el puerto. Al volver a casa Alfie, nuestro vecino británico, nos hizouna tradicional bebida típica de esa noche: vino caliente con especias. La verdad es que eso de añadirle laurel al vino y calentarlo junto con azúcar, naranja y canela entre otros ingredientes que sonaban un poco escogidos al azar no me convenció mucho al principio, pero una vez lo probé me di cuenta de que estaba delicioso (de hecho, ¡tengo que pedirle la receta!)

ñami!

El día siguiente fue mi cumpleaños, pero eso es ya otra historia... ¡que mañana intentaré contar!
Como dicen por aquí,

xx