sábado, 12 de octubre de 2013

Cuando eres noticia

Un trocito de mi nuevo mundo :)
Esto es todo lo que quería. Tardes de té caliente, nubes densas y frío en la ventana. Luces en mi habitación, Bon Iver y esta agradable sensación.

Estar sola y saber que con tan sólo alzar un poquito la voz alguien acudirá a ti.

Siempre hablan del Erasmus, de las fiestas, del dinero, de los estudios. Pero nunca de lo que el Erasmus trata realmente: de hacer de una vieja y fría casa tu hogar, de encontraruna nueva persona de tu nueva familia en cada amigo que haces durante tu estancia.
El Erasmus no es una beca. Es una ayuda para encontrar esos hermanos extranjeros que, desperdigados por el mundo, ni siquiera sabías que existían.

Será que hoy estoy melancólica, pero el tiempo por fin acompaña. Tarde de amigos y manta. Eso es todo lo que deseo ahora.

Antes, sin embargo, debería hacer un pequeño resumen de todo lo sucedido estos pasados días. Lo más destacable de todo para mí sería, quizás, la visita al Lake District.

Primero de todo lo organizamos con algo de tiempo y así nos pudimos sacar la 16-25 Railcard, que cuesta 30 libras pero la cual te proporciona un 30% de descuento en cada billete de tren que compres así que, a la larga, sale muy a cuenta. Nosotros nos la hicimos en un momento en la estación de tren (sólo piden el DNI, el dinero y una foto carné) y dura un año, así que si tenéis entre 16 y 25 años y planeáis venir mucho tiempo suelen recomendar cogerla, aunque si no vas a estar un periodo de tiempo muy largo pero pretendes viajar mucho en tren, es posible que también te interese hacértela.

Como decía antes, a finales de septiembre decidimos ir a Windermere, un pueblecito del Lake District del que nos habían hablado muy bien y que resultó tener unas vistas espectaculares. Contra todo pronóstico, hizo un tiempo espectacular, con mucho sol y apenas ninguna nube, lo cual nos permitió disfrutar al máximo del día. El plan original era quedarse todo el fin de semana, pero al final con sólo un día bastó. Obviamente nos quedó muchísimo por ver, pero aquel sábado acabamos reventados.
Cogimos el tren a primera hora y, después de un trasbordo, llegamos a Windermere. Compramos un mapa con diversas rutas a pie y empezamos la excursión. Las vistas eran espectaculares, todo era súper verde y agradable, había un montón de animales por los caminos y nos pasamos el día comiendo moras de los mil y uno zarzales que encontrabas a los lados de las veredas.
Las fotos que tomé con el móvil no hacen justicia a todo aquello que, de veras, era increíble de ver. Los bosques, las cascadas, los puentes, el lago, los animales... ¡No cambiaría absolutamente nada de aquel día! (Bueno, excepto el cansancio con el que llegamos a casa casi a medianoche...)
Aquí os dejo algunas (¡recordad que si clickáis sobre ellas, las podréis ver en tamaño mayor!):


¿Dónde vamos?

Moras, moras... ¡ñam!










Un pequeño descanso con las mejores vistas...





Lo que más estoy disfrutando, sin embargo, son las cenas multitudinarias que solemos organizar. Entre todos nos estamos convirtiendo en unos cocinillas, y entre que unos cocinan y los otros limpian, al final no nos lo acabamos montando tan mal. Siempre hay una buena excusa para vernos: la visita de un amigo de alguien del grupo, el cumpleaños de alguien... O, sencillamente, para disfrutar de la compañía internacional durante la cena. Pobrecitos, los estamos acostumbrando a comer y cenar "a la hora española", ya que siempre quedamos para cenar a las 8 (un poco tarde para ellos pero también un poco pronto para nosotros, en el punto intermedio), pero entre que alguien llega tarde y lo montamos todo, siempre acaban cenando tres o cuatro horas más tarde de a lo que están habituados.

Y todo esto... ¡para veinte personas!
Hablando de todo un poco, debería mencionar que esta semana me he sentido ligeramente popular. Un par de personas me han sorprendido con la grata sorpresa de encontrar que una chica de mi uni que por lo visto está empezando periodismo, me ha considerado lo suficientemente relevante como para escribir una mini noticia sobre mi blog en el suyo, destinado a trabajos para su carrera. Lo más divertido fue cuando Carla, desde Barcelona, me envía un Whatsapp toda intrigada diciendo, oye, ¿tú sabías de esto? Y... ¡tachán! El link donde soy noticia.

Os parecerá una chorrada, pero la verdad es que me hizo mucha ilusión.
Aunque no hay manera de que escriban bien mi nombre. Sin acento en Aida, con acento en Domínguez. Los británicos, por cierto, eso tampoco lo llevan nada bien, así como lo de los dos apellidos. Así que en todas partes debo ahora registrarme o introducir mi nombre con un guioncito entre ambos apellidos, si no, no lo aceptan. Curiosos estos british, ¿no creéis?

Otra cosa que me hace gracia por aquí es la pasión que sienten por el lado izquierdo. Obviamente no sólo lo usan para conducir distinto al resto del mundo, sino también para caminar. Por suerte, eso es algo que al principio choca un poco, pero a lo que al final te acostumbras: caminar por el lado izquierdo de la acera cuando te cruzas con alguien, esperar en el lado izquierdo de las escaleras mecánicas... El caos es, sin embargo, cuando te topas con alguien no-británico por la calle, e iniciáis un baile de derecha-izquierda-izquierda-derecha - izquierda otra vez para pasar ambos por la acera sin chocar.

Lo mejor de los británicos es, sin duda, que, a pesar de que por lo general suelen parecer un poco excéntricos, al final resultan ser como todos los demás: hay de todo. Lo gracioso del Erasmus es que te acabas relacionando con más gente de otros países que con gente del país en el que de hecho estás, pero también tenemos un par de ingleses en el grupo los cuales, además, siempre nos proporcionan espectáculo. Allí donde haya un pequeño rincón donde tocar y una guitarra, se ponen a tocar. ¡Y lo hacen genial! Si no me creéis, comprobadlo vosotros mismos, ya que uno de ellos, Dave, tiene una página web y todo: http://www.davidshurr.com/. Obviamente la voz grabada no le hace justicia, pero cada vez que vamos a uno de sus conciertillos nos quedamos todos embobados con su voz y la gracia con la que toca la guitarra.

Alfie y Dave, los músicos británicos del grupo

Y después de todo el rollo... Quizás debería volver a la carga, tengo un grueso libro de márketing mirándome con recelo aquí a mi izquierda (¡para variar!)... Y el té se me ha acabado. ¡Argh! Voy a hacerme otro, hehe.

¡Adieu! :)